lunes, 7 de julio de 2025

La Duda

 



Tema: La duda.

Título: “El género de la incredulidad”

Tema central: Venciendo la incredulidad. 

Mensaje: La falta de fe nos impide seguir en el camino. 

Texto: Marcos 9:29

 La incredulidad no se vence por métodos, sino a través de una comunión profunda y personal con Dios. Un medio sería la oración y el ayuno. Para que puedas comunicarte doblegando tus deseos, y entregándoles a Dios. ¿Alguna vez has estado en una situación donde tenías el respaldo de Dios, pero dudaste? En Marcos 9:29, Jesús no habla del demonio que no sale, sino de la incredulidad que impide que actuemos con la autoridad que Él ya nos ha dado.

En este sentido, según el verso que acabamos de leer, acotamos que los discípulos tenían la autoridad que Jesús ya les había delegado sobre los demonios, según Mateo 10;1. Sin embargo, ante la presencia del joven atormentado, dudaron. Cuando Jesús les dice “este género no sale sino con oración y ayuno” se refiere a la incredulidad. La oración y el ayuno a que se refiere el Señor, es expulsar la duda de su corazón. 

Por las siguientes razones debemos creer en Jesús sin dudar.

1.      Él te ha llamado.

2.      Ya tienes la autoridad delegada por Dios.

3.      Eres su embajador en la tierra.

4.      Ejercemos la autoridad, el carácter, el poder de Jesús en su presencia. 

¿Por qué en algunas ocasiones me falla la fe?

  1. Si soy llamado a ejercer el carácter, la autoridad está en el poder de Jesús, en el poder de su Espíritu Santo.
  2. Estoy viviendo una fe que descansa en la autoridad, el carácter y poder que Jesús ya me ha entregado
  3. ¿Porque estoy dudando, que debo cambiar, cuáles áreas de mi vida necesitan más comunión con Jesús? Acaso dudo del llamado que me ha hecho ser igual a él, a hacer lo que él hizo. Lo que me ha ordenado hacer.
  4. ¿Estoy dejando que la duda me domine, y no que me domine la confianza absoluta en Jesús y su poder sobre los demonios? 

En consecuencia:

Así como les pasó a sus discípulos que no pudieron expulsar el demonio. Puede ocurrir en algunos momentos de nuestra vida.

Porque.

Así como Jesús les dice a sus discípulos que no pudieron expulsar el demonio por su poca fe. En Mateo 17:20. Ahora les digo, que ese género de falta de fe o incredulidad no sale sino con oración y ayuno. Es para doblegar su espíritu al de Dios y recibir la confianza que necesitan en Dios. Santiago el hno., de Jesús, nos dice el que está falto de fe pida, y lo recibirá. 

En otras palabras: el problema no era el demonio como tal, sino el estado espiritual de los discípulos, y Jesús les está enseñando que a través de doblegarse sometiendo su vida a ayuno y oración, el concederá la fe en él, para poder ejecutar la autoridad que él les ha delegado en su presencia. En algunos momentos hay que pedir a Dios que nos ayude en la fe.

Jesús estaba allí, presente. La autoridad sobre los espíritus malignos ya había sido dada a los discípulos. Sin embargo, fallaron por falta de fe, no porque el demonio fuera “especialmente resistente” que solo sale con ayuno y oración. Porque no vemos a Jesús orando y ayunando por esto. Jesús ejercía la autoridad que tenía en el poder de su Espíritu Santo. Así que no los indica.

Entonces, cuando Jesús dice “este género no sale sino con oración y ayuno”, está refiriéndose a la incredulidad, la dependencia humana de confiar en Dios, la falta de comunión con el Padre, en cuanto a creer en la autoridad ejercida por su Hijo Jesús. 

Porque el demonio o la entidad, no sale con oración y ayuno, sino con la fe de saber que en la presencia de Jesús que estaba con ellos, estando Jesús en la escena, solo con su autoridad, poder y carácter sale. Ellos estaban allí con Jesús. Y no creían.

Jesús nunca tuvo que ayunar para expulsar demonios, su autoridad estaba clara.

La oración y el ayuno no eran herramientas mágicas, sino una forma de doblegarse a Dios sin dudar.

En ese sentido, el “género” que necesita salir no es el demonio, sino la incredulidad arraigada que impide a los discípulos actuar con fe.

Concluimos que a ellos les faltó creer en esa autoridad que ya Jesús les había delegado, y no la ejercieron en fe. sino que dudaron. “La autoridad ya les había sido dada, pero no la ejercieron en fe; dudaron.” Es lo que se conoce con el Rema de la palabra. Decir una palabra en fe. El demonio no sale por la palabra. Sino que tu ejerces fe, al creer en esa palabra. Es decir: La orden es, en su nombre echarán fuera demonios. Estando presente Jesús en medio de nosotros. Porque donde están dos o más él está presente. En su autoridad, en su carácter, en su poder, los demonios se van. Están bajo sus pies. Efesios 1:2. 

             En la vida espiritual, a veces tenemos la autoridad, el llamado, la promesa, pero nos falta una cosa: creer en Jesús. Poner nuestra mirada en él. Nos encontramos ante desafíos que no se resuelven con técnicas ni frases bíblicas. Jesús nos recuerda que no se trata de expulsar al demonio, sino de vencer la incredulidad que nos impide actuar como hijos de Dios, y sus embajadores en la tierra. Hay batallas que se ganan no por fuerza, sino por comunión con Dios. Nos encontramos a veces, así como los discípulos intentan liberar a un joven atormentado, pero no lo logran. Jesús les señala que su falta de fe les impidió actuar, y que este tipo de incredulidad sólo se vence por una vida de oración y ayuno, de confianza en él. No se trata del tipo de demonio. Se trata del tipo de duda. El “género” del que habla Jesús es la incredulidad incrustada, esa que nos paraliza, aunque tengamos la promesa. Jesús estaba presente, la autoridad ya había sido dada, pero ellos no creían lo suficiente para ejercerla. La oración y el ayuno no expulsan demonios. En ella Dios nos da la fe para expulsar nuestra duda. Y ya sin duda podemos expulsar los demonios en su nombre. Imagina a alguien que tiene las llaves de su casa, pero duda de que pueda abrir la puerta. Así estaban los discípulos: tenían autoridad, pero no la usaron porque no creían. La oración y el ayuno, es una alternativa para pedir con fe a Dios, para que creemos lo que ya él nos ha dado. 

Otro ejemplo: Un médico con las herramientas correctas frente a un paciente, pero sin seguridad en su diagnóstico, no conoce qué instrumentos utilizar, no actúa con eficacia. Lo mismo ocurre con la vida espiritual. Si no ejercemos la fe en la autoridad, carácter, y poder de Jesús presente con su Espíritu Santo no lo lograremos. 

1.      El llamado de Dios se ejerce creyendo en la fe.

2.      Los demonios solo saldrán creyendo en la autoridad, el carácter y poder de Jesús sobre ellos. Están bajo sus pies. Ellos no tienen autoridad ni sobre ti, ni sobre las personas, porque la autoridad de Jesús está en ti. 

3.      Ejerce esa autoridad, creyendo que él está presente a tu lado, para hacerlo hoy, como lo hizo con sus discípulos. 

4.      Tú tienes la autoridad ejercerá en fe. 

Oremos “Señor, no quiero caminar bajo la incredulidad, siendo que Tú ya me has dado. Tu eres mi luz. Ayúdame a vivir una fe activa, fortalece mi fe, ayuda a mi fe, aumenta mi fe. Señor Jesús, reconozco que a veces tengo la palabra, la promesa y la autoridad, pero me falta la fe para activar esa fe. Líbrame de la incredulidad que me impide ver tu poder y confiar en ti. Fortalece mi fe. Hazte presente cada vez que clame a ti. En el nombre de Jesús, amén.



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