domingo, 27 de julio de 2025

El Juicio de Dios


Tema: El juicio de Dios.

Titulado: ¿Por qué Dios tiene que hacerme juicio?

Mensaje: ¡Si las personas, familias y naciones respetan su ley! ¿Por qué no respetan la ley de Dios que los creó?

Texto: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.” Heb 9:27.

Comenzaremos diciéndoles:

Que el tiempo es corto, sin embargo, estamos viviendo, sin importarnos el tiempo ni que la vida tiene un límite. Porque en cualquier momento morimos inevitablemente.  Cada día que amanecemos con vida, debemos darle gracias a Dios, por un día más de vida. Pero el orden divino no cambia: Tanto el ser humano como todo lo creado, nace, se desarrolla, crece, se reproduce y muere. Dios estableció ese ritmo universal. Así comprendió la revelación de la escritura el apóstol Pablo cuando dijo: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.” Heb 9:27.

Por estas razones comprendemos, por tanto, que:

1.           La muerte es inevitable.

2.           La vida es incierta.

3.           El juicio es real.

 

¿Porqué?

1.           Porque todos morimos irremediablemente.

2.           Porque no sabemos cuándo morimos, y qué sucederá después de la muerte.

3.           Dios es justo, actúa con justicia, y estableció leyes, que rigen al Universo. De igual forma rigen la vida del hombre.

 

¿Cómo es esto?

1. El hombre no vive permanentemente en un tubo de ensayos. Vive porque nació una sola vez, muere una sola vez, porque se le fue la vida. Nadie ha regresado de la muerte reencarnado en otra persona, mucho menos en un animal, que no habla. No hay escenas repetitivas, todas son únicas. La evolución es incierta, no hay marcas en el cuerpo del rabo de animales. No hay células más grandes que otras, las mismas permanecen iguales en el cuerpo humano. No hay chispa que traiga a la gente a la vida, mucho menos a la muerte.

2. Si las leyes establecidas en el Universo se distorsionan, o dejan de funcionar, habrá un caos cósmico. Y si el hombre en la tierra y en el mundo dejara de cumplir sus leyes, habrá un caos en la sociedad, como base fundamental de la familia, aumentaría la violencia, porque las intenciones del hombre continuamente piensan el mal.  No habría justicia, y el que se porta justamente, se involucra en el mal.

 

Concluimos diciendo:

Que, dada la importancia, de que el Universo está regido por leyes. Dios también, estableció leyes, para regir la vida del hombre sobre la tierra. Las leyes no benefician como tal a Dios. Benefician la vida del hombre en el planeta tierra. Sin ellas la vida sería un caos. 

 

Aplicándolo a nuestras vidas:

No importa la riqueza, fama o fe: todos pasamos por la muerte. Es el único evento por el que pasa el ser humano, sin que él pueda hacer algo. De igual forma muere un feto, un bebé, un niño, que un adulto o un viejo. Negar o esquivar la muerte no la detiene. La Biblia lo llama “establecido” algo que sucederá. Es inevitable, precisamente porque el primer hombre Adán, no obedeció una palabra que era ley establecida por Dios, para el primer hombre. Todos morimos.

 

Reflexionemos en esto:

La muerte es inevitable. La vida es incierta. El juicio es real.

Ahora, ¿qué culpa tengo yo de que Adán haya pecado? Y por eso todos morimos. Ninguna, pero estás en un cuerpo de muerte, generado por este primer hombre.

Por esta misma razón, Dios establece su pacto. Pacto que fue renovado reiteradas veces. Para devolver al hombre esta vida perdida, por la desobediencia a su palabra. Y volver a darle vida. Pero constantemente transgredieron su pacto. Y no cumplieron su ley. Por eso, a pesar de no cumplir su ley. Últimamente hizo pacto con su Hijo. Pacto irrevocable. Porque habían roto todas las veces su pacto hecho anteriormente.

Por eso, el único motivo de peso de Dios hacer Juicio, es por romper Israel y Judá su pacto, y a las naciones por transgredir su ley. Porque si las personas, familias y las naciones respetan su ley. ¿Porqué, no respetan la ley de Dios? Y todo enfoque profético es de acuerdo al pacto y su obediencia o su transgresión.

En este último pacto que Dios hizo con su Hijo, con su cuerpo y su sangre, la de Jesús. Exige creer en la obra que hizo su Hijo. Como único requisito de no hacer juicio al hombre. Ya que este ha roto su pacto de la ley. Y su hijo la cumplió. Para devolver la vida perdida, por desobediencia a su palabra y a su ley. 

¿Estás dispuesto a aceptar, a cumplir lo establecido por Dios, en su voluntad? ¿De que el juicio lo pasó su Hijo y no tu? ¿Para librarte de la muerte eterna y darte la vida?

 

Oremos:

Señor, perdóname por haber transgredido tus leyes, acepto que la obra que hizo tu Hijo para librarme de la muerte, es el único requisito agradable a ti, que tú me exige, en creer en él. Para que yo no pase por el juicio, después de la muerte, y tú me des la vida eterna en Jesús tu Hijo.

     

 

 


sábado, 19 de julio de 2025

Mi hno. Y el propósito de Dios



Tema: El juicio que hace Dios a Edom

Título: Hermanos de sangre, hermanos de propósito.

Mensaje: “Por haber injuriado a tu hermano Jacob, Edom serás avergonzado”

Texto: Abdías 1:10

El juicio pronunciado contra Edom, fue una denuncia profunda contra un corazón que injurió a su propio hermano, no solo de sangre, sino de propósito. Edom e Israel provenían de un mismo linaje, ambos con un llamado Divino: formar parte del plan de Dios para levantar una nación santa y preparar el camino para que de su generación viniese Su Hijo y Su Reino.

El libro de Abdías relata con profundidad todo este juicio a Edom. Y las razones que expone son las siguiente:

1. Por la injuria a Jacob.

a. 1:10 Por haber injuriado a tu hermano Jacob, serás avergonzado, y dejarás de existir para siempre. Ez 35:12

2. Por haberse portado como sus opresores.

a. 1:11 En el tiempo que entraban por sus puertas, echaban suerte sobre Jerusalén, para quedarse con sus bienes, cuando extraños se llevaban cautivos a su ejército. A pesar de tu estar delante de Jerusalén, y poder ayudarlos, tú también te portabas como uno de ellos.

3. Por no ayudar a su hermano en su calamidad.

a. 1:12 Puesto que tú no debiste haber estado mirando en el día del infortunio de tu hermano, ni debiste haberte alegrado de los hijos de Judá, en ese día en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de la angustia sobre ellos.

b. 1:13 No debiste haber entrado por la puerta de mi pueblo en el día de su quebrantamiento; no, no debiste haber mirado su mal en el día de su quebranto, ni haber agarrado sus bienes en el día de su calamidad.

4. Por matar a los que escapaban del exilio.

a. 1:14 Tampoco debiste haberte parado en las encrucijadas para matar a los que de ellos escapasen; ni debiste haber entregado a los que quedaban en el día de su angustia.

“La generación de Edom por su mal proceder con los hijos de Jacob. 10; Jer 49:7-22; Sal 137:7. Pasaron por el juicio de Dios. Dios levanta a todas las naciones para luchar contra Edom. Edom quedó destruida totalmente en última instancia en el primer siglo, en el Imperio Romano, dejando de ser pueblo.

A Edom se le hizo su primer juicio, cuando se les hizo a las naciones, después del exilio de Judá.

Luego en el año 400 a de C. los nabateos, desplazaron a los edomitas de sus tierras. En el tiempo de los asmoneos, después de la revuelta macabea, los echaron de sus tierras y lo obligaron a ser judíos. Por último, la desaparición de Edom como nación y como pueblo es uno de los cumplimientos más claros y completos de una profecía bíblica. Abdías, Jeremías, Ezequiel y otros profetas anunciaron su juicio, y la historia lo confirmó. Ez 35:3-9. Herodes el grande era de la ciudad Idumea, y en la destrucción de Jerusalén, desaparece Idumea. El territorio donde habitaban los Edomitas.

Entre tanto todo el juicio hecho a Edom, se resume en el mal trato que les dieron a sus hermanos. En resumen Abdías lo proclama así:

1. No ayudarle en el infortunio de Jacob.

2. Eras como uno de sus enemigos, en el día de su infortunio.

3. Mirabas la desgracia de hermano y no le ayudaste.

4. Más bien te alegras de que tu hermano quedó en ruina.

5. De paso te jactas de no ser tú el que se perdía y de ser afortunado.

6. Por sus puertas entraste y agarraste sus bienes en el día de su ruina.

7. Al que escapaba del exilio, en la encrucijada lo acechas para matarlo.

8. De igual forma al que quedaba lo entregaste en el día de su angustia.

9. Por toda la injuria levantada a tus hermanos.

“Todo este juicio que se le hace a Edom, es una prueba clara de cómo será el juicio de Dios con respecto al trato que se le da a su hno. En este caso de sangre. También eran hermanos por el mismo propósito que Dios tenía con ellos de hacer una gran Nación para su Hijo, para su reino. Así que no solo eran hermanos de sangre sino de propósito. Parecido a la iglesia de Jesucristo actualmente. Dios ya no juzgará por un juicio de condenación a los que han creído en él, sin embargo, si por un Juicio de méritos. En todo caso al hacer todos estos actos que hizo Edom se niega, que algún momento haya creído o confiado en Dios”

Porque, Edom eligió el orgullo, la ambición y el desprecio. Y lo que Dios revela en Abdías, Ezequiel y Jeremías es claro: Dios observa cómo tratamos a nuestros hermanos, porque la comunión entre nosotros refleja nuestra relación con Él.

La iglesia de Jesucristo hoy también comparte esa doble hermandad: unidos por la fe y por la misión. Dios no juzga con condenación a quienes han creído, pero sí los evalúa en un juicio de méritos, examinando cómo han tratado a los demás con justicia, humildad y compasión.

Cuando negamos al hermano, traicionamos también el propósito de Dios. Así como Edom quedó sin lugar, también nosotros corremos el riesgo de perder la recompensa si vivimos con un corazón endurecido.

Reflexión. Piensa hoy: ¿cómo estás tratando a tus hermanos en la fe? ¿Estás fortaleciendo el propósito de Dios en tu vida y en la comunidad? El juicio no solo revela castigo, sino también una oportunidad para arrepentirse y volver al diseño divino.

Oración “Señor, líbrame de la soberbia que me hace mirar con indiferencia a mi hermano. Ayúdame a honrar el propósito que compartimos en Jesús tu Hijo, con misericordia, unidad y obediencia. Que mi vida sea fiel al llamado que Tú me diste, y que refleje tu amor en cada acción. Amén.”

  

lunes, 7 de julio de 2025

La Duda

 



Tema: La duda.

Título: “El género de la incredulidad”

Tema central: Venciendo la incredulidad. 

Mensaje: La falta de fe nos impide seguir en el camino. 

Texto: Marcos 9:29

 La incredulidad no se vence por métodos, sino a través de una comunión profunda y personal con Dios. Un medio sería la oración y el ayuno. Para que puedas comunicarte doblegando tus deseos, y entregándoles a Dios. ¿Alguna vez has estado en una situación donde tenías el respaldo de Dios, pero dudaste? En Marcos 9:29, Jesús no habla del demonio que no sale, sino de la incredulidad que impide que actuemos con la autoridad que Él ya nos ha dado.

En este sentido, según el verso que acabamos de leer, acotamos que los discípulos tenían la autoridad que Jesús ya les había delegado sobre los demonios, según Mateo 10;1. Sin embargo, ante la presencia del joven atormentado, dudaron. Cuando Jesús les dice “este género no sale sino con oración y ayuno” se refiere a la incredulidad. La oración y el ayuno a que se refiere el Señor, es expulsar la duda de su corazón. 

Por las siguientes razones debemos creer en Jesús sin dudar.

1.      Él te ha llamado.

2.      Ya tienes la autoridad delegada por Dios.

3.      Eres su embajador en la tierra.

4.      Ejercemos la autoridad, el carácter, el poder de Jesús en su presencia. 

¿Por qué en algunas ocasiones me falla la fe?

  1. Si soy llamado a ejercer el carácter, la autoridad está en el poder de Jesús, en el poder de su Espíritu Santo.
  2. Estoy viviendo una fe que descansa en la autoridad, el carácter y poder que Jesús ya me ha entregado
  3. ¿Porque estoy dudando, que debo cambiar, cuáles áreas de mi vida necesitan más comunión con Jesús? Acaso dudo del llamado que me ha hecho ser igual a él, a hacer lo que él hizo. Lo que me ha ordenado hacer.
  4. ¿Estoy dejando que la duda me domine, y no que me domine la confianza absoluta en Jesús y su poder sobre los demonios? 

En consecuencia:

Así como les pasó a sus discípulos que no pudieron expulsar el demonio. Puede ocurrir en algunos momentos de nuestra vida.

Porque.

Así como Jesús les dice a sus discípulos que no pudieron expulsar el demonio por su poca fe. En Mateo 17:20. Ahora les digo, que ese género de falta de fe o incredulidad no sale sino con oración y ayuno. Es para doblegar su espíritu al de Dios y recibir la confianza que necesitan en Dios. Santiago el hno., de Jesús, nos dice el que está falto de fe pida, y lo recibirá. 

En otras palabras: el problema no era el demonio como tal, sino el estado espiritual de los discípulos, y Jesús les está enseñando que a través de doblegarse sometiendo su vida a ayuno y oración, el concederá la fe en él, para poder ejecutar la autoridad que él les ha delegado en su presencia. En algunos momentos hay que pedir a Dios que nos ayude en la fe.

Jesús estaba allí, presente. La autoridad sobre los espíritus malignos ya había sido dada a los discípulos. Sin embargo, fallaron por falta de fe, no porque el demonio fuera “especialmente resistente” que solo sale con ayuno y oración. Porque no vemos a Jesús orando y ayunando por esto. Jesús ejercía la autoridad que tenía en el poder de su Espíritu Santo. Así que no los indica.

Entonces, cuando Jesús dice “este género no sale sino con oración y ayuno”, está refiriéndose a la incredulidad, la dependencia humana de confiar en Dios, la falta de comunión con el Padre, en cuanto a creer en la autoridad ejercida por su Hijo Jesús. 

Porque el demonio o la entidad, no sale con oración y ayuno, sino con la fe de saber que en la presencia de Jesús que estaba con ellos, estando Jesús en la escena, solo con su autoridad, poder y carácter sale. Ellos estaban allí con Jesús. Y no creían.

Jesús nunca tuvo que ayunar para expulsar demonios, su autoridad estaba clara.

La oración y el ayuno no eran herramientas mágicas, sino una forma de doblegarse a Dios sin dudar.

En ese sentido, el “género” que necesita salir no es el demonio, sino la incredulidad arraigada que impide a los discípulos actuar con fe.

Concluimos que a ellos les faltó creer en esa autoridad que ya Jesús les había delegado, y no la ejercieron en fe. sino que dudaron. “La autoridad ya les había sido dada, pero no la ejercieron en fe; dudaron.” Es lo que se conoce con el Rema de la palabra. Decir una palabra en fe. El demonio no sale por la palabra. Sino que tu ejerces fe, al creer en esa palabra. Es decir: La orden es, en su nombre echarán fuera demonios. Estando presente Jesús en medio de nosotros. Porque donde están dos o más él está presente. En su autoridad, en su carácter, en su poder, los demonios se van. Están bajo sus pies. Efesios 1:2. 

             En la vida espiritual, a veces tenemos la autoridad, el llamado, la promesa, pero nos falta una cosa: creer en Jesús. Poner nuestra mirada en él. Nos encontramos ante desafíos que no se resuelven con técnicas ni frases bíblicas. Jesús nos recuerda que no se trata de expulsar al demonio, sino de vencer la incredulidad que nos impide actuar como hijos de Dios, y sus embajadores en la tierra. Hay batallas que se ganan no por fuerza, sino por comunión con Dios. Nos encontramos a veces, así como los discípulos intentan liberar a un joven atormentado, pero no lo logran. Jesús les señala que su falta de fe les impidió actuar, y que este tipo de incredulidad sólo se vence por una vida de oración y ayuno, de confianza en él. No se trata del tipo de demonio. Se trata del tipo de duda. El “género” del que habla Jesús es la incredulidad incrustada, esa que nos paraliza, aunque tengamos la promesa. Jesús estaba presente, la autoridad ya había sido dada, pero ellos no creían lo suficiente para ejercerla. La oración y el ayuno no expulsan demonios. En ella Dios nos da la fe para expulsar nuestra duda. Y ya sin duda podemos expulsar los demonios en su nombre. Imagina a alguien que tiene las llaves de su casa, pero duda de que pueda abrir la puerta. Así estaban los discípulos: tenían autoridad, pero no la usaron porque no creían. La oración y el ayuno, es una alternativa para pedir con fe a Dios, para que creemos lo que ya él nos ha dado. 

Otro ejemplo: Un médico con las herramientas correctas frente a un paciente, pero sin seguridad en su diagnóstico, no conoce qué instrumentos utilizar, no actúa con eficacia. Lo mismo ocurre con la vida espiritual. Si no ejercemos la fe en la autoridad, carácter, y poder de Jesús presente con su Espíritu Santo no lo lograremos. 

1.      El llamado de Dios se ejerce creyendo en la fe.

2.      Los demonios solo saldrán creyendo en la autoridad, el carácter y poder de Jesús sobre ellos. Están bajo sus pies. Ellos no tienen autoridad ni sobre ti, ni sobre las personas, porque la autoridad de Jesús está en ti. 

3.      Ejerce esa autoridad, creyendo que él está presente a tu lado, para hacerlo hoy, como lo hizo con sus discípulos. 

4.      Tú tienes la autoridad ejercerá en fe. 

Oremos “Señor, no quiero caminar bajo la incredulidad, siendo que Tú ya me has dado. Tu eres mi luz. Ayúdame a vivir una fe activa, fortalece mi fe, ayuda a mi fe, aumenta mi fe. Señor Jesús, reconozco que a veces tengo la palabra, la promesa y la autoridad, pero me falta la fe para activar esa fe. Líbrame de la incredulidad que me impide ver tu poder y confiar en ti. Fortalece mi fe. Hazte presente cada vez que clame a ti. En el nombre de Jesús, amén.